lunes, 30 de enero de 2012

JOSÉ SEBASTIÁN TALLÓN

HOMENAJE

JOSÉ SEBASTIÁN TALLON

Prólogo a Las Torres de Nuremberg
(Esta que llamo Nuremberg, no es
la ciudad fabulosa de Alemania,
sino la otra Nuremberg que tiene,
para sus torres, la primera infancia.

Es la que vino en labios de los cuentos.
Es la ciudad iluminada
que mi alma niña descubrió en las nubes
y en el cristal del botellón del agua.

Y todo ocurre en Nuremberg. Aquella
que hasta la gota de rocío alzaba.

su torrecilla luminosa. Quise
renovar mi niñez; y fui a buscarla
en una gota en la que un día triste
se me fue al suelo la ciudad enana).



EL SAPITO GLO, GLO, GLO


Nadie sabe dónde vive,
nadie en la casa lo vio;
pero todos escuchamos
al sapito glo, glo, glo...

¿Vivirá en la chimenea?
¿Dónde diablos se escondió?
¿Dónde canta cuando llueve
el sapito glo, glo, glo?

¿Vive acaso en la azotea?
¿Se ha metido en un rincón?
¿Está debajo la cama?
¿Vive oculto en una flor?

Nadie sabe dónde vive,
nadie en la casa lo vio;
pero todos escuchamos
al sapito glo, glo, glo...


CANCIÓN DEL NIÑO QUE VUELA


El niño dormido está,
¡y qué sueño está soñando!
¿Qué sueña? Sueña que vuela.
¡Què bien se vuela soñando!

Abre los brazos, los mueve
como un ave, y va volando...
¿Qué sueña? Que no es un sueño.
¿Qué bien se sueña volando!

En la cuna quieto está.
Pero sonríe, soñando.
¿Qué sueña? Que vuela, vuela.
¡Qué bien se vuela soñando!


CANCION DE LAS PREGUNTAS


¿Por qué no puedo acordarme
del instante en que me duermo?
¿Por qué nadie puede estar
sin pensar nada un momento?

¿Por qué, si no sé qué dice
la música, la comprendo?
¿Quién vio crecer una planta?
¿A qué altura empieza el cielo?

¿Por qué a veces necesito
recordar algo y no puedo,
y después, cuando me olvido
que lo olvidé, lo recuerdo?

De qué color es la luna
¿Por qué no hay ángeles negros?
¿Por qué no puedo correr
cuando me corren en sueños?

¿Por qué hay gallinas que cantan
como los gallos? ¿Y es cierto
que hay relojes que se paran
cuando mueren sus dueños?

Y el pelo, ¿cómo nos crece?
¿por cuál de sus dos extremos?
Y los peces, cuando duermen,
¿tienen los ojos abiertos?

¿Por qué decimos con jota
mojca, rajgo, mujgo, frejco?
Y el gato, ¿sabe que es él
cuando se ve en el espejo?

¿Y sabe alguien en dónde,
y cómo y cuándo, vivieron
los treinta y dos abuelitos
de sus ocho bisabuelos?

¿Y podrá decir, quien pueda,
contestar a todo esto,
por qué en los días de lluvia
me siento un poco más bueno,

y lo que piensan las vacas
que rumian en el silencio
del atardecer, echadas
y tristes, mirando lejos?



LA GOTA DE AGUA


Salió del mar y se encontró en la nube.
Después, la nube, se alejó en el viento.
Y por fin, al llover, la gota de agua
se encontró en la raíz de un duraznero.

Otras gotas quedaron en las ramas,
y al verse tan brillantes y arriba, se rieron
de la pobre gotita que en la tierra,
tan abajo y oscura se había muerto.

Pero cuando en el árbol no quedaba
de las gotas brillantes ni el recuerdo,
la gota muerta no era muerta. Era
jugo en el jugo de un durazno nuevo.

JOSÉ SEBASTIÁN TALLON: LA ILUSIÓN DE LA INFANCIA

por Susana Solanes

Para los poetas y los niños
Sentarnos a pensar cómo provocar experiencias poéticas, significa desarrollar un espacio de encuentro con nuestra propia sensibilidad, la de nuestros pares y la del legado cultural del cual somos portadores como integrantes de la sociedad. Todos, niños y adultos estamos habilitados para escuchar poemas y esta condición del discurso poético se transfiere a la circulación del sonido en ronda, a la escucha, a la unión indisoluble de la palabra a la música, al canto y la danza. Estos aspectos ligados a los ritos antiguos que han configurado en buena parte la condición humana, merecen ser rescatados con la perspectiva de construir nuevos mundos artísticos. Abriendo las elecciones literarias y resignificando el valor de la poesía infantil es que propongo inscribir en la biografía de cada uno de nosotros, el placer de leer a José Sebastián Tallon, quien es dentro de la literatura argentina para niños un verdadero precursor.

 Érase una vez, allá en Barracas

Nació en Barracas, Buenos Aires, el 17 de setiembre de 1904. Fue principalmente poeta, aunque también dejó cuentos y ensayos. En vida publicó dos libros solamente: La garganta del sapo (1925) y Las torres de Nuremberg (1927). En diarios y revistas, pero especialmente en el diario La Prensa, publicó cuentos para el público infantil.
Los críticos lo instalan en el grupo Boedo que convoca a escritores y poetas de la talla de Álvaro Yunque, Raúl González Tuñón, Leónidas Barletta y Aristóbulo Echegaray, entre otros. Los temas preferidos por estos autores son el realismo y la denuncia social. Aunque en este grupo participaban la mayoría de sus amigos, es posible que donde mejor se encuentre representado es en el grupo de Independientes, ya que la poesía de José Pedroni y Conrado Nalé Roxlo por citar a algunos de sus miembros, se destaca especialmente por la temática que evita una confrontación despiadada con la realidad de la época.
Con posterioridad a su muerte, Aristóbulo Echegaray editó su ensayo El tango en su etapa de música prohibida (1959), que remite a una vívida evocación donde se instalan con fuerza y elegancia, elementos autobiográficos, descripción de escenas y personajes y una oportuna interpretación de la época y su relación con el tango.
La garganta del sapo es una muestra de su optimismo hacia la vida. En esta obra trata del suburbio y el campo en visiones idealizadas. Todo ello desde la óptica infantil o adolescente, que recorre los tambos y las chacras bonaerenses así como los barrios suburbanos en una sucesión de desenfadada alegría, travesuras en las esquinas y el desborde de la fantasía. Ya en esta obra Tallon nos previene sobre su mirada llena de nostalgia hacia la infancia perdida, como una supuesta edad de oro, cuya pureza y encanto nunca más volverá a encontrarse en la vida. Su ternura y la capacidad para descubrir la belleza de las cosas simples, son nuevas en la poesía argentina. En este libro el poeta, que sólo tiene veinte años, nos habla de su infancia en Buenos Aires, y a través de los personajes, tres muchachos del lugar, de lo minúsculo y lo cotidiano. También de los dramas de la infancia, como la vida en el conventillo, el trabajo infantil y el orfanato, pero esta visión no la transforma en rebeldía o angustia, sino en delicadas imágenes de pureza y encanto. Pero es Las Torres de Nuremberg, la obra por la cual es recordado y citado en libros de literatura para niños y antologías escolares.
Fue además de poeta infantil, dibujante caricaturista, pintor y músico.
Falleció en Buenos Aires el 15 de setiembre de 1954La ciudad de la infancia feliz
Era propósito del autor ilustrar toda la obra, pero su prematura muerte impidió que esto se realizara. El libro, en su edición de 1962, es completado con las ilustraciones de Fernando Colombo. La portada se refiere a las torres reiteradas en las poesías del texto, al cielo, las estrellas y al agua, elementos fundamentales en la obra de este autor quien con versos sencillos, imprime una fuerza y originalidad a sus poesías realmente notables. Sus poemas representan la permanente niñez del hombre, la capacidad de acercarse a la ciudad ideal de la infancia, esa ciudad amurallada donde en sus torres se forjan las ilusiones y las fantasías infantiles y donde el dolor no tiene espacio.
A modo de Introducción, José Sebastián escribe: Esta que llamo Nuremberg, no es/ la ciudad fabulosa de Alemania,/ sino la otra Nuremberg que tiene,/ para sus torres, la primera infancia.
Es la que vino en labios de los cuentos/Es la ciudad iluminada/que mi alma niña descubrió en las nubes/y en el cristal del botellón del agua.
Y todo ocurre en Nuremberg. Aquella/que hasta en la gota de rocío alzaba/su torrecilla luminosa. Quise/ renovar mi niñez, y fui a buscarla/ en una gota en la que un día triste/ se me fue al suelo la ciudad enana.
Durante toda la obra se habla de los relatos de infancia, los cuales vienen de Europa en las lenguas de los abuelos. Recuerda su hogar en el botellón del agua, tal vez el momento de dormir y de escuchar cuentos y la quiere reconquistar como se desea volver a vivir los tiempos de niño, justo en el instante de la tristeza y el desengaño, cuando la vida hace trizas las ilusiones de la infancia.
A lo largo del libro se mantiene la recurrencia a las torres, las campanas, los pájaros y los bosques. Otras imágenes que se reiteran son las de los viejecitos europeos que viven en un bosque y después en una isla que viaja por el mar. Ahora están en la ciudad fabricando juguetes, y mediante estas poesías se refiere a un mundo idílico donde todos los niños son buenos. La infancia, según el poeta, es el lugar no sólo de la fantasía sino también de la verdad y el bien.
En algunos poemas se habla de los niños pobres. En todos estos casos su poesía denuncia, pero no como un grito o amenaza, sino más bien en un tono de tristeza dolorida. Todos los sufrimientos de los niños se terminan cuando pueden abrazarse a un juguete.
Su estilo plácido y candoroso, se contrapone al de otro escritor de su época que también escribe para niños. Álvaro Yunque (Arístides Gandolfi Herrero) en su libro Jauja, retrata una infancia capaz de actitudes solidarias, generosas y valientes, pero que también encierra la semilla de procederes que vendrán con el tiempo: resentimientos, odios, delaciones y crueldades. De igual modo la presencia de los adultos se dibuja en posturas opuestas. Mientras Tallon rodea a los niños de viejecitos atentos a complacer sus ingenuos reclamos, Yunque muestra a niños decididos a enfrentarse a los mayores ante una injusticia y dentro de la impotencia de su condición infantil, los acusan con una mirada firme y madura.
 Cuando José Sebastián recurre a las onomatopeyas y a las figuras de animales, obtiene poesías singularmente bellas con una gracia y un ingenio reconfortantes, además de un nivel de misterio y fantasía capaces de estimular la imaginación y el interés de sus destinatarios. Tal es el caso de El sapito Glo, Glo, Glo, quizás la poesía más popular y la que se expandió con más fuerza en los países de habla hispana.

No es poco a lo que nos convoca el poeta. A vivir eternamente felices en la ciudad de las torres, a salvo del dolor y de la muerte. Muerte que es conjurada a través de las bellas palabras que sólo se dicen en la infancia, las que encierran un mundo y vuelven al viento, a las flores y a las estrellas, convertidas en pájaros, en libertad, en promesas.

Bibliografía consultada:
*BRAVO-VILLASANTE, Carmen: Historia y antología de la literatura infantil iberoamericana. Vol. 1, Madrid, Doncel, 1966.
*ORGAMBIDE, Pedro y YAHNI, Roberto: Enciclopedia de la Literatura Argentina. Buenos Aires, Sudamericana, 1970.
*PARDO BELGRANO, María Ruth y NERVI, Juan Ricardo: Lexicón de literatura infantil juvenil. Buenos Aires, Plus Ultra, 1979.
*PLAN NACIONAL Y PROVINCIAL DE LECTURA (La Literatura en el Proyecto Alfabetizador) Prov. de Santa Fe, 2006.
*TALLON, José Sebastián. Las Torres de Nuremberg. Buenos Aires, Kapelusz, 1962.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Saben la imagen táctil de "La canción de las preguntas"?