domingo, 22 de enero de 2012

ABRAHAM HABER

El símbolismo mandálico en el arte de Occidente

La palabra sánscrita mandala, que significa círculo, se aplica para designar aquellos símbolos  que  indican  totalidad e integración. Predominan en el ámbito religioso y abundan en las regiones y épocas favorables para el desarrollo de un clima místico. El yoga tántrico y el lamaísmo lo utilizan con suma frecuencia. Generalmente está compuesto por un triángulo, un cuadrado, un polígono regular o un círculo que tiene en su interior o en su exterior una serie de figuras.Un dios supremo domina el centro del mandala. La rueda, la cruz y la flor también son utilizadas como temas mandálicos. El número de los pétalos de la flor, de los brazos de la cruz, de los rayos de la rueda, de las figuras que rodean el centro, es, generalmente, el cuatro o un múltiplo de cuatro. Ya hicimos notar que el cuatro señalaba los elementos que integran una totalidad o unidad. En algunos mandalas se hace presente, además, el simbolismo que se refiere al origen de la unidad, es decir la reconciliación de opuestos. En síntesis, el mandala suele estar formado por una divinidad o totalidad, por los dos principios opuestos que la generan y por los cuatro elementos que constituyen su manifestación. Alguno de estos ternas puede ser omitido. En ciertos mandalas faltan los dos principios opuestos, en otros falta la divinidad, el centro está vacío. Por extensión aplicaremos el nombre de mandala a las representaciones que desarrollan solamente uno de estos temas, siempre que su sentido haga alusión a la divinidad. Así, el templo de Abu-Simhel y la unión de los dos Egiptos son emblemas mandálicos. La trinidad es otro tema que suele aparecer en este tipo de símbolo. La tetraktis pitagórica, que reúne la unidad, la dualidad, la trinidad y la cuaternidad sería el mandala reducido a su expresión matemática más simple. “No sólo están los mandalas expandidos por todo el Oriente, sino que también entre nosotros se hallan abundantemente atestiguados durante la Edad Media. Los cristianos especialmente han de ser situados a. principios de la Edad Media, en su mayor parte con Cristo en el centro y los cuatro evangelistas, o sus símbolos, en los puntos cardinales. Esta concepción debe ser muy antigua puesto que también es representado así por los egipcios, Horus con sus cuatro hijos... Se hallan también tales mandalas, como diseños en arena para usos rituales entre los indios pueblos” (Jung, El secreto de la flor de oro). El mandala puede ser exclusivamente geométrico o estar compuesto por representaciones del mundo humano, animal, vegetal o inanimado.Abundante en el arte religioso, el mandala también se hace presente en el arte profano. Sería superfluo señalarlo en la producción artística de la antigüedad y de la Edad Media. Nuestra intención es mostrar su existencia en las manifestaciones culturales de los tiempos modernos y contemporáneos. Es evidente la composición mandálica en el famoso retablo del Cordero Místico, atribuido a los hermanos Van Eyck, obra que inaugura el renacimiento pictórico de los Países Bajos.


Aprox. 1424-32. Óleo sobre lienzo. 375 x 260 cm. Iglesia de San Bavón. Gante. Bélgica. La totalidad representada es la iglesia cristiana y sus dogmas fundamentales. Las doce tablas que integran el retablo abierto están dispuestas en un registro superior y uno inferior. En el centro de la parte superior está la figura de Dios Padre. La Virgen María, a su izquierda, y San Juan Bautista, a su derecha; son una clara alusión a la persona de Cristo, mediador entre cielo y tierra, el Dios hecho hombre, los opuestos reconciliados. En extremos, Adán y Eva, hombre y mujer, dan más vigor al tema de los opuestos, que se vuelve a repetir en dos escenas en grisalla: sobre la cabeza de Eva, la muerte de Abel; sobre la cabeza de Adán, el sacrificio de Isaac. La culpa y la redención. En el eje vertical del registro inferior se distribuye el tema de la Trinidad: la paloma del Espíritu Santo, el Cordero Místico (Cristo) y la fuente de la vida y de la verdad (la Virgen María). Si prolongamos el eje hacia la parte superior e incorporamos al Dios Padre, la Trinidad se transforma en cuaternidad. Jung afirma que inconscientemente existe la tendencia a transformar la Trinidad en Cuaternidad y no resistimos la tentación de interpretar así el eje vertical de la composición. En el registro inferior se alude a los elementos que componen la Iglesia en la tierra. De los cuatro puntos cardinales llegan en forma ordenada y nítidamente separados cuatro grupos integrados por aquellos que fundaron las bases de la iglesia cristiana y levantaron su edificio; abajo, a la derecha, los sabios que prepararon y elaboraron el dogma cristiano, seguidos por los caballeros que pusieron su fervor al servicio de la Iglesia; a la izquierda los apóstoles, papas, obispos, confesores y catequistas. En la parte superior un grupo de virgenes y otro de mártires. En la Stanza della Segnatura, en el Vaticano, Rafael representa las cuatro actividades fundamentales del espíritu humano: filosofía y ciencia, religión y fe, arte y poesía, derecho y jurisprudencia.


Son cuatro frescos. Uno en cada una de las cuatro paredes. A su vez cada fresco tiene una estructura mandálica.La filosofía y la ciencia encuentran su representación en “La escuela de Atenas”. En el centro se hallan ubicadas las figuras de Platón y Aristóteles, que encarnan dos opuestos funda’- mentales de las doctrinas filosóficas, idealismo y realismo.Platón señala con su índice el cielo, mientras que Aristóteles dirige su mano hacia la tierra. Sabios de todas las épocas y de distintas tendencias científicas y filosóficas rodean a los personajes principales. En este caso, como en otros, la manifestación de la totalidad en sus componentes ha sido expresada directamente, en lugar de ser esquematizada mediante el simbolismo de la cuaternidad.“La disputa del Santísimo Sacramento” representa la religión y la fe. El centro temático y compositivo está constituido por la hostia, que en el fondo es una reconciliación de opuestos, implícita en el dogma de la transustanciación.Por otra parte, el fresco está claramente dividido en dos zonas, cielo y tierra.En la zona inferior San Gregorio, San Jerónimo, San Ambrosio y San Agustín, cuatro gigantes del cristianismo rodean la hostia. El grupo está formado, además, por sabios , monjes, obispos, diáconos y creyentes, que han hecho la grandeza del cristianismo en la tierra. En la parte superior, sobre el eje  vertical de simetría, se hallan el Dios Padre, el Hijo y lla Paloma del Espíritu Santo. Esta disposición que toma la Trinidad es una forma débil, puesto que la vista tiende a integrar, también en forma débil, un rombo,  cuyos vértices son el Padre, la Virgen Maria, la Paloma  y San Juan Bautista. En el centro, la figura de Cristo.También aquí interpretamos que se  expone la tendencia inconciente de transformar la Trinidad en Cuaternidad. En la bóveda de la cámara, Rafael  pintó cuatro figuras simbólicas y cuatro escenas ilustrativas que repiten el tema de los frescos. La figura simbólica de la jurisprudencia lleva como compañía una escena que representa el juicio de Salomón. A la religión corresponde la ilustración del pecado original; el arte tiene a su lado la disputa musical entre Apolo y Marsias. La filosofía está relacionada con un personaje que contempla el globo terráqueo.La “Cena”, de Leonardo, acusa también estructura mandálica: en el centro, Cristo; los doce Apóstoles  distribuidos en cuatro grupos de tres personas.


En Ieronimus Bosch son numerosos los mandalas provenientes de la alquimia y la astrología. En forma evidente o encubierta, la temática mandálica se halla presente en el arte de todos los siglos. En el nuestro fue puesta en obra por Piet Mondrian, para quien la vertical y la horizontal,  constantes de su pintura, eran las dos fuerzas antagónicas que constituyen la vida. Usaba exclusivamente los tres colores primarios y la gama de neutros, que desempeña el papel de cuarto elemento. Para las religiones de Oriente el mandala funciona como instrumento de iniciación y de protección contra las fuerzas destructivas de la personalidad. Luego de las ceremonias preparatorias, el joven que ha de ser iniciado penetra en un mandala previamente dibujado en el suelo. Dentro de él, el discípulo se halla en un recinto sagrado donde superará las fuerzas de la naturaleza y conquistará la libertad espiritual. El mandala y la ceremonia correspondiente obran como fuerzas mágicas. Es de hacer notar que los indios navajos usaban el mandala en forma similar. El mandala puede estar dibujado en tela y servir como soporte para la meditación. Sirve así como ayuda exterior para la construcción de un mandala interior, que sería el auténtico. Según recoge Jung de las palabras de un lama, “el verdadero mandala es siempre una imagen interior que se construye paulatinamente mediante la imaginación (activa) y cuando sobreviene una perturbación del equilibrio psíquico o cuando no se puede encontrar un pensamiento y se lo busca porque no esta contenido en la doctrina sagrada.”*

(*C. G. Jung: Psicología y alquimia, Buenos Aires, Santiago Rueda, 1957).

Fuente:
Haber, Abraham: Un símbolo vivo - Arquetipos, historia y sociedad. Editorial Paidos. Buenos Aires, Argentina, 1969.
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