Por Angelina Rojas Blaquier
Para los alfabetizadores el pasado diciembre fue un mes de rememoraciones hermosas de aquella excepcional oportunidad histórica que nos permitió tomar parte en la Campaña de Alfabetización durante 1961, epopeya no solo de Cuba, sino de la humanidad toda, y que, como hemos repetido mucho en estos días, “nos marcó para siempre” y de un modo u otro, nos hizo maestros.
A principios de diciembre escribí un artículo dedicado a Octavio Cortázar y a su filme El Brigadista, el único que hasta ahora narraba aquella gesta. En este diciembre, 50 años después, hemos disfrutado de otros dos filmes: Maestra y Cuba 1961, hermosos y emotivos documentales de las realizadora estadounidense Catherine Murphy, quien ha trabajado vehemente y emocionada durante alrededor de cinco años para hacernos estos regalos justo en el cincuentenario.
Como dijo Catherine en más de una ocasión, cuando comenzó a indagar sobre el tema femenino, encontró que era denominador común en las mujeres cubanas entrevistadas el haber sido alfabetizadotas y lo que había significado para ellas. Eso la motivó a trabajar sobre aquel hecho del cual, entonces, apenas conocía algo, y que hoy le ha proporcionado las mejores amistades y las más grandes compensaciones existenciales y profesionales de su aún joven vida.
Resultó tremendamente emocionante ver ambos documentales. Los únicos que se han hecho después de la película de Octavio, donde los testimonios y la vida de los alfabetizadores durante aquel año son remembranza, estremecimiento, orgullo de haberlo vivido y enseñanza.
Maestra se presentó en la Casa del Alba Cultural, en la primera jornada del Taller organizado por la UNHIC de La Habana, dedicado al triunfo memorable que fue la Campaña. Cuba1961, se proyectó en el cine 23 y 12, del Vedado capitalino, el 28 de diciembre.
Ambas proyecciones motivaron que los muchos alfabetizadores asistentes recordáramos, con lágrimas que no escondimos, aquellas vivencias únicas e inolvidables. Pero en el 23 y 12 sucedió lo imprevisto, cuando quienes colmaban el lunetario, puestos de pie aplaudían a la realizadora, de inmediato y de manera imprevista, todos los presentes entonamos aquel himno hermoso que nos acompañó en aquel empeño. Una alfabetizadora que se encontraba detrás de mí, al terminar, comentó: “Nunca habría imaginado que cantaría otra vez este himno, 50 años después”.
Quise mencionar El Brigadista, de Octavio, pues llama la atención que un realizador cubano y una norteamericana, sean quienes han hecho filmes dedicados al acontecimiento. Ello indica que, más de 50 años de hostilidad y propagandas y acciones insidiosas de los distintos gobiernos estadounidenses contra Cuba, no han podido impedir el eco del esfuerzo de este pueblo en esa cercana tierra, y que por ello, una joven norteamericana decidiera acercarse a la verdad de la Isla y dejar testimonio de ella. Es la parte de ese pueblo que contiene otros muchos nombres excepcionales entre los cuales podría mencionarse a Danny Glover, Co-Chair, Jackson Browne, James Cromwell, Mike Farrell, Richard Foos, Elliott Gould, Chrissie Hinder, Graham Nash, Bonnie Raitt, Susan Sarandon, Pete Seeger, Martin Sheen, Betty & Stanley K. Sheinbaum, Andy Spahn, Oliver Stone, Esai Morales, Haskell Wexler, Ana Belén Montes, Leonard Weinglass, Howard Zinn, Noam Chomsky, Michael Moore y tantísimos otros, entre ellos, el de los miles que hoy integran el valiente grupo de los indignados de la Unión, en representación y defensa de los intereses del 99 por ciento de la población estadounidense.
Poder mencionar a Octavio y a Catherine en creaciones e inquietudes similares, es todo un símbolo que, cuando está por comenzar el año 2012, permite reverdecer la convicción de que un mundo mejor es posible, y decirle a la ya amiga entrañable: Gracias Catherine por tu contribución a tal certeza y por motivarnos nuevas alegrías, convicciones y emociones.
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