sábado, 10 de diciembre de 2011

DÍA DE CALOR INTENSO

Sí, en la calle, de tierra, pareciera verse un vaho que se eleva, como si el calor tomara forma.
Los gatos (mis gatos) echados bajo las plantas y los gatitos (las crías) salieron por primera vez de su madriguera, donde los había ubicado la gata madre. Son bellos, queribles. se dejan tomar, miran todo con asombro, descubriendo el mundo de ellos. Se asustan ante el movimiento de una planta que el viento agita, tambalean en su andar.
Mientras los observo, escucho la voz de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que acaba de asumir su segundo mandato, acompañada por miles y miles de personas expresando su contento.
La oratoria de esta mujer es brillante. Clara, precisa, de profundo contenido político, cosa que no se vio durante años y años en la Argentina, cuando gobernaban el neoliberalismo y sus corporaciones a través de presidentes títeres, que no hicieron otra cosa que permitir la rapiña, el robo, la desocupación y el oprobio, traicionando a quienes los habían votado luego de sus promesas mentirosas y miserables. Dijo ella que no es la presidenta de las corporaciones, sino de cuarenta millones de argentinos.
Esta mujer hace como docencia, explica, comenta, dice, compara, comprueba, da testimonio de su gestión. Claro, en vez de promesas, en sus primeros cuatro años, hubo gestión. Y de eso se trata cuando se habla de gobernar, que no es otra cosa que administrar los recursos para una distribución equitativa de la Renta Nacional.
La banda presidencial, se la colocó su hija. Esto parece no corresponder, pero acontece que quien debiera haberlo hecho, el Presidente del Senado y Vicepresidente saliente, es un traidor, por lo que hubiese sido un despropósito que este hombre obrara como lo dice la Constitución, que condena a los traidores. 
También, la Presidenta, hizo un agregado en el juramento protocolar: mencionó a su esposo, jurando por él.
Cambios. Profundos cambios en Argentina, mientras el mundo se debate en una pelea tremenda de los poderes económicos para gobernarlo y seguir llenando sus arcas.

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