sábado, 31 de diciembre de 2011

CALENDARIO

Termina hoy otro año transcurrido.
A partir de la cero hora, ingresaremos en lo que será el "nuevo año".
Sé, por experiecia vivida, que a partir de esa hora el cielo se convertirá en el receptáculo de miles y miles de artefactos pirotécnicos que al estallar le darán una apariencia de amanecer dada la luminosidad provocada por tanta cantidad de explosiones multicolores. Para muchos, alegría. Para otros, ese segudo festivo se transformará en dolor, y tal vez, pueda durar por el resto de esa vida. 
El exceso, la necesidad imperiosa de algo que desconozco, pero que lleva a millones de personas a manifestar el inicio del año de ese modo. Y los que utilizarán sus armas de fuego, con tiros "al aire" y más de una vez han encontrado esas balas un cuerpo donde alojarse, para que el poeta Máximo Simpson -siempre un poeta- tenga que decirnos con el título de:

La bala perdida

Vibra en la contingencia, 
y es casual, improbable, 
aleatoria, fortuita. 

Nadie sabe su origen, 
la fuente o arrebato que la impulsa; 
acaecer absoluto, 
triunfo y esplendor de lo instantáneo,
una bala perdida atraviesa los jardines, 
destroza las ventanas, desbarata la siesta, 
los gestos, las conversaciones. 

Aunque es favorita del azar, 
y ambiguo su destino, 
ha elegido su meta, 
y sin ira, sin odio, sin amor, sin tristeza, 
llega certeramente al corazón.

Y lo tremendo, lo incomprensible, es que nada, pero nada, dejará de ser como era, para ser de nuevo, de otra manera en la vida de las personas. La vida continúa. Los ciclos naturales también, sin necesidad de fechas, Las fecha nos pertenecen a nosotros, que necesitamos llevar un registro del tiempo que transcurre, como para tener la certeza de que estamos inmersos en él. Y a partir de ello, programar nuestras horas, nuestros encuentros, el recuerdo permanente de nuestro natalicio y cuántas otras cosas anotamos en la agenda interna de nuestra existencia.
Claro, este es el último día del año de acuerdo entonces, al almanaque. 
2011 años de cristianismo. Todo lo otro, no ha ocurrido. Ni los griegos, ni los egipcios, mayas, aztecas o quienes fueran antes de aquel inicio del calendario gregoriano. 
Mucho antes los incas tenían la maravilla de su calendario creo que aún más ajustado que el nuestro y pleno de predicciones o deseos, como seguramente todas las civilizaciones tuvieron un sistema de memoria y de fechas a por venir vinculadas a los ciclos naturales. Así se vivía.
Después, los mercaderes, con el invento de sus mercados, tuvieron que arruinarlo todo.
Y aquí estamos, la mitad de la población mundial padeciendo hambre y la otra mitad, ahora, tratando de sobrevivir de las inclemencias que a diario crean los grandes grupos económicos con su maldito poder.
Pero siento que estamos en los albores de una transformación descomunal en la cual se van a terminar estos perversos abusos y el hombre por fin, decidirá por sí, en qué mundo quiere vivir o en qué manera de mundo quiere vivir. Escuché decir, cuando estudiaba en la Escuela de Bellas Artes, que Latinoamérica era el reservorio del cambio que necesitaba la humanidad, cuando se acabara el capitalismo en Occidente. Caramba, que cerca estamos. 

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