sábado, 17 de diciembre de 2011

GUSTAVE FLAUBERT

Carta a Iván Turgueniev
Croisset, sábado 2 de agosto e 1873.

Otra vez yo, mi buen amigo.

Es para decir a usted que he leído las Lluvias de primavera y releído el Gentilhombre de la estepa, cuya segunda parte no conocía.
Las Lluvias de primavera no han removido mi ser como La abandonada; pero me he sentido conturbado, humedecido y vagamente relajado. Es la historia, ay, de todos nosotros. Lo que para cada cual resulta sonrojante. ¡Qué gran hombre mi amigo Turguniev! ¡Qué gran hombre!
Ese interior de la confitería, ¡adorable!, ¡adorable! Y el paseo de los dos, por la mañana, cuando charlan en un banco. -Pantaleone, el caniche ¡Éneo! y el final, el dulce y lamentable final. Eso sí que es una novela de amor, donde las haya. Sabe Ud. mucho de la vida, mi querido amigo, y sabe Ud. decir eso que sabe, lo que ya es más raro.
Me gustaría ser profesor de retórica para explicar sus libros. Aunque no los explicaría en absoluto. Es igual, creo que hasta a un idiota podría hacerle entender algunos artificios que me admiran. Ejemplo: en las Lluvias de primavera el contraste entre las dos mujeres y el contraste entre ellas y su entorno.
Para calificar su última obra, no encuentro otra palabra que ésta, que es muy tonta: encantadora. Pero dele su auténtica significación, que es profunda. Una obra que llena de amor el corazón. Que hace sonreír y da ganas de llorar.
El principio del Gentilhombre es muy divertido. Ese furor imbécil plantea el carácter muy bien. Este cuento, como todos los buenos libros, gana en una segunda lectura.
Así, pues, cuento con usted hacia el 10 de septiembre. -Seguro que juntos no nos aburriremos. Expresiones afectuosas a los amigos- Y para Ud., querido y viejo amigo, mi mayor cariño.

G. Flaubert.

No hay comentarios: