Compartir no es robar, dice Miguel, un usuario normal de Internet, mientras etiqueta en facebook a todos sus amigos, después de postear un video clip de su cantante preferido. Más de diez amigos ponen “Me gusta” y comentan alegre y libremente el video musical. Esta escena podrá cambiar en el futuro si EEUU sigue con su política de censurar material con derecho de autor. El 14 de enero de 2012, el Congreso de los Estados Unidos congeló el controvertido proyecto de ley SOPA, hasta conseguir mayor consenso. SOPA es la sigla de Stop Online Piracy Act (Acta de cese a la piratería en línea), y fue promovida por el mismo Congreso, encabezado por Lamar S. Smith, y precedida por dos proyectos de ley: PIPA y PROTECT IP, también conocida como Acta de protección de propiedad intelectual, presentados en el año 2008. Básicamente, argumentando la lucha por los derechos de autor, SOPA extiende la competencia al Departamento de Justicia de los Estados Unidos a combatir el tráfico online de contenidos y productos protegidos, de una forma muy rigurosa, dándole la facultad de bloquear, multar e inclusive enviar a la cárcel a los infractores. En una palabra, SOPA convierte a Miguel en delincuente y a Facebook en un sitio infractor.
El proyecto de ley no sólo contempla multas y años de cárcel para quienes alojen contenido con derecho de autor, sino también las páginas que sirvan como link a estos sitios, así como a todo aquel que transfiera material con derecho de autor, por ejemplo, prevé una pena máxima de cinco años de prisión por cada diez piezas musicales o películas descargadas dentro de los seis meses desde su estreno. Con SOPA, los dueños de Taringa!, por ejemplo, serían responsables de todos los usuarios que linkeen a páginas que promuevan la piratería. Taringa! es tal vez la página de Argentina con mayor cantidad de visitas, y su nombre sonó en varios medios cuando el FBI cerró Megaupload y arrestó al dueño y sus socios. Un vocero dijo que una gran cantidad de links hacia Megaupload venía de Taringa!, y no mentía, la diferencia es que Megaupload albergaba el contenido pirata, Taringa! solamente los linkeaba. Sin embargo, SOPA también condenaría a Taringa!, de haberse aprobado. No sólo eso: Twitter, Youtube, Yahoo, Google, y otros gigantes de Internet dejarían de ser lo que son.
Hay diarios digitales, como el caso del español Menéame, que se basa justamente en noticias relacionadas, que van construyendo los mismos usuarios a través de un sistema de “karma” –una especie de puntaje-, estos diarios desaparecerían. Incluso Wikipedia, la más grande enciclopedia del mundo, corría el riesgo de colapsar. Su cofundador Jimmy Wales, declaró que es imposible filtrar todo el contenido de links limpiando aquellos que podrían atacar los derechos de autor y agregó que «la propuesta de ley está tan mal redactada que podría tener toda clase de consecuencias en temas que no tienen nada que ver con la piratería.». Es que son tanta la cantidad de sitios y tan confuso el copyright en muchos casos que la implementación de esta ley llevaría a una batalla de demandas judiciales, como nunca antes conoció la humanidad.
Wikipedia en inglés, en señal de protesta, hizo un apagón el 18 de enero de 2012, los usuarios en inglés que intentaron acceder al sitio, se encontraron con una pantalla negra en la que se podía leer “Imagina un mundo sin conocimiento libre”.
Ese mismo día, Google mostró a sus usuarios de Estados Unidos un doodle tapado por un rectángulo negro y debajo del campo de búsqueda, un enlace que decía «Tell Congress: Please don’t censor the web!» (Dile al Congreso: Por favor no censures la web!).
El científico en computadoras Vint Cerf, uno de los fundadores de Internet, y Vicepresidente de Google, escribió una carta pública al miembro del Comité de la Cámara Judicial Lamar Smith expresando: «requerirle a los motores de búsqueda que borren de sus resultados el nombre de un dominio, comenzará una carrera armamentista mundial sin precedentes en pos de la censura en Internet.»
Hay que tener en cuenta que el proyecto convierte en ilegal todo un sitio web, aunque sólo una pequeña parte de lo hospedado o enlazado sea contenido infractor.
Este intento de implementación de monitoreo en la red nos trae a la memoria el Gran Cortafuegos chino, un sistema de censura y vigilancia de Internet impuesto por el Ministerio de Seguridad Pública de China, en el que trabajan alrededor de 30.000 policías, bloqueando sitios relacionados con el Gobierno de Taiwán, los medios de comunicación, o de otras organizaciones, incluidos los sitios dedicados a contenido religioso, y la mayoría de los blogs tradicionales como Blogger.com, WordPress.com, así como sitios relacionados con el Dalai Lama y del Movimiento de Independencia Internacional del Tíbet, entre otros.
SOPA no sería como el Gran Cortafuegos chino, pero daría piedra libre al Departamento de Justicia de los Estados Unidos a monitorear todo el tráfico de la web, con la excusa de vigilar los derechos de autor, podría incluso controlar todo lo que se envía o recibe por correo electrónico, ya que el proyecto contempla este tipo de transferencia como potencialmente ilegal. Puede forzar una “inspección profunda de paquetes”, que consiste en analizar todo el contenido que se transmite desde y hacia el usuario.
La ley SOPA es tan amplia que hasta el código abierto de algunos programas quedaría expuesto a ser considerado ilegal. Por ejemplo, el famoso navegador Mozilla tiene un plugin llamado MAFIAAFire Redirector que redirige a los usuarios a la nueva ubicación de aquellos dominios que fueron incautados por el gobierno de Estados Unidos. Este plugin, que es un programa, para SOPA es una infracción. De hecho, Mozilla ya fue intimidado por el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos a quitar el plugin, a lo que el grupo Mozilla contestó: «¿Algún tribunal ha determinado que el plugin MAFIAAFire es de alguna forma ilegal?»
Pero SOPA convierte a MAFIAAFire en ilegal.
En síntesis, SOPA no es una solución a la piratería, al contrario, la acrecienta, pues ésta busca nuevas formas de camuflarse y seguir funcionando, y aumenta la resistencia. Así es como la gente ve cada día con más simpatía a Anonymous, un grupo de personas, entre ellos hackers, que defienden la libertad de expresión en Internet.
SOPA, o alguna ley similar, si se llega a aprobar, va a significar el fin de la Internet como la conocemos, de hecho, es posible que provoque una escisión en Internet.
Entonces, en el peor de los casos, si la ley se aprobara, qué pasaría? Pues muchos servidores se mudarían de Estados Unidos (ya lo están haciendo), los DNS posiblemente migrarían para evitar el monitoreo, los dominios pasarían de ser .COM o .NET a ser .BIT (ya existen, se lanzaron en noviembre de 2011), se armarían redes sociales en estos nuevos dominios, los rusos seguirían proveyéndonos de una película antes de su estreno de Hollywood, -ya lo están haciendo-, y Anonymous quedaría como el Robin Hood de la serie.
Tal vez por todo esto, fue la misma Casa Blanca la que frenó directamente el avance de esta ley, presionado por millones de usuarios y los gigantes de internet. Es que la ley viene a destiempo, los internautas han probado el gustito de compartir material gratuitamente y las redes sociales ya son parte de la vida de mucha gente. Hace 40 años, en sus inicios, Estados Unidos debería haber comenzado su vocación de policía de Internet. Ahora ya es un poquito tarde. La criatura ha crecido y ya es lo suficientemente grande como para oponerse a la imposición de una ley semejante. No, Tío Sam, yo no quiero SOPA.
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