viernes, 20 de enero de 2012

de CRISTINA VILLANUEVA

Una charla con Heráclito
Suena el aire,  mece el sonido, cuna, cura
La noche es un lecho de sueños revueltos que giran transparentes. Por  cada velo caído, asoman  infinitas ventanas, aparecen y se desvanecen  los  deseos. A nadar la noche, los pájaros con  ruidos brillantes invitan a  tirarse en ese oscuro tiempo del río que nos moja tantas veces el mismo. La piel mueve los sueños-
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¿Los recuerdos necesitan casa?
Las  luciérnagas eran tan grandes que marcaban el espacio de la noche. Con extrañeza. Latidos, furia de la espuma contra la piedra. Había buscado la casa de ms padres frente al mar y parecía haberse disipado en el tiempo. ¿Se pueden ir por una fisura las paredes, los techos, los pisos? Pensé "intento un poco más" y la encontré, en ese momento surgió el resplandor. No se había esfumado el lugar cobijo de  memorias y una de mi veía a la otra mirando desde todas las ventanas de esa casa el mar, siempre el mar, desde todos los bordes. El mar y la mirada.
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Feliz invierno!!!
El inviernoTiene una sutil belleza a descubrir.Una necesidad de apasionarnos y sentirnos vivos para  contarrestar. Esa alegría de meternos debajo de la manta tejida con retazos de los cálidos recuerdos del verano.  El fuego de la chimenea dando luz.En el café caliente la huella de algún bizcocho de los tiempos perdidos. Algo de desafío :aquí estoy todavía en las calles despobladas, aquí me ven, todavía cantamos.Algo que nos invita al combate, a la lucha para no morirnos de frío como la vendedora de fósforos en medio de fantasías  vanas. 
Una invitación a juntarnos y por último el invierno lleva en sí, debajo del viento, de la nieve, una imprevista primavera por venir.



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