lunes, 11 de febrero de 2013

RICARDO CARPANI

MILITANTE PARA LA REVOLUCIÓN
A modo de homenaje.

Ricardo Carpani nació el 11 de febrero de 1930 en la localidad de Tigre, provincia de Buenos Aires, murió el 9 de septiembre de 1997 en Buenos Aires. Pasó su infancia en Capilla del Señor hasta que en 1936 su familia se mudó a la ciudad de Buenos Aires, cursó sus estudios secundarios en el Colegio Rivadavia.
Comenzó los estudios de abogado pero los abandonó cuando en 1951 decidió radicarse en París, en la ciudad francesa comenzó a interesarse seriamente en la pintura, tomando cursos que luego continuó en Buenos Aires.
Vivió dos años en la capital francesa, a su regreso dedicó un tiempo a viajar por Chile y el interior de nuestro país. Una vez asentado en Buenos Aires retomó los estudios de pintura, esta vez con el maestro Emilio Pettoruti.
Expuso por primera vez en 1957 junto a Juan Manuel Sanchez (1930) y Mario Mollari (1930).
Su compromiso con la causa de los trabajadores lo expresó en obras como “Huelga” de 1958, en tanto que en 1961 realizó un mural para el sindicato de la Alimentación al que tituló: “Trabajo. Solidaridad. Lucha".
Carpani expuso sus obras en varios países: México(1960), Roma(1960), Londres (1961), Rìo de Janeiro(1961), Estocolmo(1962).

Cristina Fernández de Kirchner con Doris, la compañera de Carpani de toda la vida
Entrevista realizad por HIJOS Rosario.

Militante consecuente de la Izquierda Nacional, Ricardo Carpani fue, sin duda, un artista comprometido con su tiempo y con las luchas de su pueblo. A partir de aquel «hombre-masa» construyó una gráfica política contundente que se convirtió en herramienta, símbolo y bandera del movimiento obrero. En diciembre del ´96 tuvimos la oportunidad de conocerlo y entrevistarlo. Lamentablemente, unos meses después falleció a la edad de 67 años en la ciudad de Buenos Aires. Reproducimos a continuación parte de esa entrevista a modo de homenaje y adiós al artista, al militante y al compañero.

Arte y política

A la plástica me dediqué bastante tardíamente: empecé a pintar a los veinte, veintiún años, yo ya tenía una formación política anterior, desde la época universitaria, y tenía una formación ideológica. Lógicamente cuando decido dedicarme profesionalmente, digamos, a la pintura, mi formación ideológica anterior de algún modo determina el rumbo, o por lo menos la intencionalidad que yo pretendo darle a mi actividad artística. Siempre concebí a la actividad artística como un instrumento de acción sobre la sociedad, la imagen artística tiene necesariamente que cumplir, para mí, una función social. Pienso que el arte de todas las épocas la ha cumplido: en algunas al servicio de las fuerzas progresistas y en otros momentos históricos al servicio de las fuerzas conservadoras, pero siempre la ha cumplido; el arte, sino, no tendría razón de existir. Todo lo que existe tiene una razón, todo lo que existe lo ha inventado el hombre, y lo ha inventado para satisfacer necesidades y pienso que el arte tiene que responder a una necesidad que no es meramente ornamental o estética sino social. Por lo menos así apareció históricamente: en las Cavernas de Altamira, el bisonte que pintaban en esas cuevas no era para decorar, significaba mágicamente que había intención de cazarlos. El arte tuvo una función utilitaria en sus orígenes y la siguió teniendo al servicio de la Iglesia, y de todos los movimientos renovadores que se fueron dando. No de una manera directa, porque tampoco el arte actúa como un panfleto de propaganda sino que actúa de una manera emocional e ideológica despertando e impulsando la emotividad de la conciencia de la gente de una manera casi inconsciente, sino no sería arte, sería escrito político.

De manera que, como te decía, ese concepto lo tenía muy claro desde un principio por mi formación ideológica: una formación marxista, antistalinista, y cercana a lo que se podría llamar la vertiente nacional del trotskismo de aquella época - cosa que ya no existe hoy en día- que desembocó después en lo que se llamó, genéricamente, la izquierda nacional, que se diferenció de la izquierda tradicional - comunistas y socialistas -, en su interpretación positiva del peronismo; interpretación que era, de algún modo, crítica y positiva al mismo tiempo. En fin, toda esa corriente ideológica en la cual estuvo Hernández Arregui, John William Cooke, Puiggrós, Astessano, el mismo Ramos....de aquella época, gravitó fundamentalmente en los años 60, sobretodo en el sentido de darle una interpretación más adecuada a las clases medias que eran muy gorilas, muy antiperonistas. Bueno, ese fue el inicio de mi carrera artística, ya te digo, enmarcada por lo político y lo ideológico, escogí, y tuve muy claro desde un primer momento que la función que quería darle a mi imagen artística estaba determinada por la incorporación de ella a la lucha de los trabajadores. No a un sector político sino al movimiento obrero en general, nunca pertenecí a ningún partido político, pertenecí si, a una corriente ideológica, pero jamás estuve afiliado orgánicamente a un partido, como la mayor parte de la gente que gravitó realmente ideológicamente en este país. Ese es un primer momento, en el año '59 con nuestros compañeros, formamos lo que se llamó el Movimiento Espartaco, sacamos un Manifiesto en el que se especificaba claramente cuál era la posición de este grupo: hacer de la imagen artística un instrumento al servicio de las luchas concretas de los trabajadores, en un sentido doble: emocional e ideológico y de esa manera gravitar dentro del campo social. El grupo Espartaco no cumplió su objetivo, para el cual fue fundado, entonces, Di Bianco y yo nos separamos en el año '61, ahí empezamos a recorrer los sindicatos ofreciéndonos para hacer murales y así nos ligamos al movimiento obrero. Este, en aquella época, era el de la resistencia peronista y de algún modo, nuestro accionar artístico estaba implicado en un misma militancia, no solamente militaba con mis imágenes sino también a través de escritos políticos. Sacábamos una revista que se llamaba "Programa" en el 63, 64.

Cuando se crea la CGT de los Argentinos estoy fuera del país, en Europa al volver me incorporo y empiezo a colaborar en el periódico que dirigía Rodolfo Walsh donde además hago todos los afiches. En realidad mi colaboración con el movimiento obrero había comenzado mucho antes, en el '61, '62 hicimos los murales de los sindicatos. Cuando se reestructura la CGT, creo que es en el '63 - con José Alonso como Secretario General, después de la Revolución Libertadora surge el primer movimiento de protesta. Alonso me manda a llamar y me pide que haga el afiche, y ese primer afiche "Ya Basta", tuvo una gran repercusión, era la primera vez que se incorporaba una imagen artística a una causa concreta de lucha para los obreros. En general, los afiches se hacían solamente con texto o eran encargados a agencias de publicidad que les daban un estilo convencional publicitario. Por primera vez se incorporaba una imagen no convencional, y además con un fuerte contenido expresionista, en fin, tuvo una gran repercusión y a raíz de eso hice varios afiches más: el del primer aniversario de la desaparición de Felipe Vallese, otro sobre el segundo aniversario, otro sobre la desocupación, otro con el programa de la CGT de aquella época. Pero ya empezaba en el '64, todo el proceso de burocratización de la CGT histórica, entonces me abro, pero sigo colaborando a nivel de organizaciones obre-ras de base, con la resistencia peronista, trabajando ideológicamente, escribiendo, militando. Cuando surge la CGT de los Argentinos, creo que es en el '68 en el Congreso de Huerta Grande, con Ongaro. Ahí me ligo de nuevo con el movimiento obrero organizado y empieza la etapa más intensa de colaboración, de trabajo gráfico y político, panfletos... en fin, incorporar la imagen artística a las reivindicaciones concretas de los trabajadores. Bueno todo eso hasta el '73, después viene Perón, después se pudre todo, después el exilio, y en fin, lo desastroso .. en el exilio seguí trabajando para las organizaciones de denuncia de las violaciones a los derechos humanos en la Argentina, hice varios afiches, después volví y también hice algunas cosas. El último que hice fue, justamente, uno de H.I.J.O.S.

Tapa del Nº1 de la Revista Socialismo Nacional
Nuevas Realidades

Estamos en una realidad distinta, no vivimos una realidad de lucha sino más bien una realidad de derrota y de decepción, no existe un movimiento obrero pujante y luchador como existía en aquella época, mas bien lo que existe, es lo que uds. conocen: la desocupación, la marginalidad, el cholulismo imperante, una sociedad resultado de una derrota histórica del campo popular, una derrota muy profunda. Recién están cerrándose las heridas y de algún modo se está tratando de reestructurar una resistencia que abra nuevos horizontes y permita el surgimiento de nuevas utopías. De manera que esta realidad no la podes encarar con la misma imaginería, con la misma gráfica de aquella época, hay que echar mano de otras cosas para sobrellevar una realidad bastante deprimente, es necesaria una buena dosis de ironía, yo diría hasta de sarcasmo y bastante de humor. El humor, la ironía y el sarcasmo son también armas críticas revolucionarias y hay que tratar de emplear-las, y bueno, en eso estoy. Si ustedes ven mi obra plástica de hoy en día están mezclados esos elementos, no son los obreros protestando y gritando porque ya no existen, en cambio hay un análisis crítico, la incorporación de la jungla como metáfora de la sociedad, en fin, todo un proceso que comenzó en el exilio. Hay una nueva imaginería, lo cual no quiere decir que se anule la anterior, sino más bien que se la complementa y profundiza.

El arte auténtico es el que responde necesariamente a la sociedad de la cual surge, y que constituye una respuesta reactuante con esa realidad, para mí ese es el único arte que tiene importancia. Los conceptos de militancia se han modificado, en aquella época teníamos objetivos muy profundos y mediatos, queríamos cambiar la sociedad y eso estaba al alcance de las manos, o por lo menos eso pensábamos lo cual es la misma cosa. Cuando la utopía la ves muy cerca y actuás para que se cumpla, es porque la tenés al alcance de las manos. Después vino la derrota histórica, nos equivocamos en muchas cosas... En este momento luchar por esas mis-mas reivindicaciones sería absurdo, algo así como ser "un disfrazado sin carnaval" como dice el tango, entonces, por lo que hay que luchar es por otras cosas: hay que luchar por la recuperación de la memoria histórica, especialmente la juventud, hay que luchar por la vigencia de cosas tan elementales que en aquella época nos parecían secundarias y que no lo eran. Una de esas cosas era la lucha por el afianzamiento de la democracia, teníamos un concepto un poco despectivo de ella, la llamada democracia burguesa y demás, hoy en día hay que andar con mucho cuidado, después de todo la democracia burguesa permite actuar políticamente.

Memoria histórica

Luchar por la memoria histórica, significa luchar por la recuperación de los ideales que se han perdido, lo cual no significa luchar por la vigencia inmediata de esos ideales pero si que vuelvan a ser una meta, y al mismo tiempo recuperarla con un sentido crítico y ver en qué cosas nos equivocamos, elaborar nuevas estrategias. En aquella época, para nosotros el movimiento obrero era la columna vertebral del campo social, y cuando digo movimiento obrero, me refiero al proletariado industrial que ya no existe en tanto no existen industrias; en cambio, hay toda una vasta masa de marginalidad, los que el cura Farinello llama los pobres. Paradójicamente, en aquella época, hablar de los "pobres" era ser un reaccionario, para nosotros, en la lucha de clases había un elemento fundamental que era la clase obrera, entonces, "los pobres" era un término difuso. La realidad nos demostró después que hay que revisar incluso el concepto marxista de lucha de clases, y no solamente en nuestro país sino mundialmente.

Afiche creado por Carpani para las elecciones de 1973

Producir desde la marginalidad

Este es el desafío que presenta el momento, porque la propia marginalidad tampoco se vislumbra a sí misma como un factor social de cambio, ni mucho menos, al contrario, es un factor ideológicamente hasta reaccionario. La pobreza no crea conciencia, la pobreza crea pobreza ideológica. Este es el desafío, el que tienen uds., viejo, nosotros bastante hicimos y bastante trompadas nos ligamos, ahora líguenselas uds. y rómpanse las caruchas. No... los vamos a ayudar de todas maneras. Hay en este momento una serie de movimientos sociales que están aflorando, no tienen esa consistencia monolítica que nosotros entendíamos como clase obrera pero, son focos de protesta social que sumados unos con otros pueden llegar a constituir el motor de un cambio social futuro, te estoy hablando desde el feminismo, desde los homosexuales, los villeros, en fin, de todos esos focos que de algún modo surgen espontáneamente.

Evita
Seguir luchando

Paradójicamente, en este momento en que aparentemente no existen ideales de cambio, resulta que ningunos de los problemas fundamentales por los que luchá-bamos en los años '50, '60, y principios de los '70, se han resuelto, todos se han agravado y agravado poderosamente, o sea que motivos para luchar sieguen existiendo. Han cambiado muchas cosas, mirá lo que pasó con el socialismo a nivel mundial, bueno, no era socialismo era stalinismo. De todas maneras, mirá lo que pasó con la revolución rusa, "mirá lo que quedó" como dice el tango, el capitalismo es un sistema muy hábil, muy inteligente y resurge permanentemente de sus cenizas. No hay que ser pesimistas, hay que ser optimistas y pelear, yo sigo produciendo en función de eso, ahora estoy trabajando sobre el Martín Fierro que era eso, la injusticia sobre el pueblo, sobre el gauchaje y el grito de la rebeldía. Hay que prender la llamita de la rebeldía, encenderla por todos lados y ver que pasa, mientras tanto no hacerse demasiadas ilusiones, ni cometer errores boludos, como cometimos muchos de nosotros, yo asumo los errores de mi generación.

Fuente: HIJOS Rosario, Revista Pedro Rojas
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