23 AÑOS 23
Texto de Marcela Jouliá
Desde 1977, año en que se creó el elenco del Teatro San Martín, el espacio profesional de los titiriteros se había expandido, en una trama histórica de horror. Pero a fines de los ´80 era sabido que la oferta estatal tenía límites precisos, las composiciones estéticas sobrellevaban delimitaciones ideológicas y la propuesta laboral: números lacónicos. No era tiempo de presionar, ni de pedir apéndices, ni de soslayar compromisos; sino de redoblar la apuesta. Y exactamente eso fue lo que hicieron los titiriteros que necesitan un espacio…
Helios Y Leticia Buira, funcionarios del reestreno democrático, hicieron saber que estaban a disposición de los titiriteros y pusieron manos a la obra, hasta que encontraron un lugar… el viejo Mesón Español del barrio de Barracas que estaba siendo desmantelado después de terminada la concesión con la Comuna.
Los titiriteros lograron un decreto que los autorizaba a utilizar “LA CALLE…” la esquina de Baigorri y Caseros y no necesitaron más para la inauguración.
El debut se produjo el 15 de Abril de 1989 desde las 15 hs. con: Javier Villafañe, Sarah Bianchi, Mané Bernardo, el Guayra Castilla y Pepe Ruiz. La calle se llenó de gente… Y desde entonces, hubo actividades recreativas y de formación, metropolitanas, zonales, nacionales e internacionales.
El crecimiento de la actividad fue evidente y se ganó el reconocimiento de la comunidad. Al proyecto de los iniciadores se fueron sumando jóvenes titiriteros que le dieron mayor impulso, a los vecinos de Barracas les deleitaba contar con un espacio artístico en el barrio y entonces se conformó la Cooperativa de Servicios Culturales “La Calle de los Títeres” Ltda., para lograr un marco institucional que posibilitara una gestión democrática y garantizara la perdurabilidad.
Tan bien anduvo, que a los gobiernos fue llamándoles la atención. Siempre es así: primero la necesidad de un sector determinado, después la lucha hasta conseguir el reconocimiento social, luego el sostenimiento sin apoyo estatal de ningún tipo. Y por último, la visualización, el “reconocimiento” de los administradores culturales.
Recién después del “1º Festival Internacional de Títeres“(1992), que llevó a más de 45.000 espectadores en 15 días, el Estado fijo la vista en ese espacio… Se reapropió de él, cambió su denominación y enclavó allí el Centro Cultural del Sur, del que La Calle pasó a ser sólo un programa.
“La Calle de los Títeres” lleva funcionando veinte años, pero la Cooperativa, es un proyecto que supera al espacio físico. Actualmente agrupa a más de cien elencos y es un referente de la actividad titiritera en la Argentina. Todos los fines de semana, recibe a cientos de personas que se acercan para encontrarse con espectáculos, talleres participativos para chicos y padres, y una feria artística de titiriteros.
Recién en 1999 recibió presupuesto estatal. Y desde entonces la lucha por el aumento ha sido incesante y demoledora. Que te doy, que no te doy, que te quito, te recorto, te liquido…
De hecho, los 20 años llegan así… en octubre de 2008, sus representantes, que trabajan ad honorem, elaboraron un proyecto para sustentar el aumento de presupuesto que estaba congelado desde su inicio (1999). Después lo presentaron a la Comisión de Cultura de la Legislatura porteña. Luego tuvieron que “seguirlo”, bloque por bloque, para intentar despertar el interés de los funcionarios. Entonces descubrieron que las bancadas de Facundo Di Filippo y Patricia Walsh se ponían a trabajar sobre el tema.
Pasó mucho tiempo… de andar esos pasillos, hasta que, después de una interpelación al Ministro de Cultura: Ingeniero Hernán Lombardi (que antes fue Secretario de Turismo en la ciudad y, posteriormente, Ministro de Cultura, Turismo y Deportes de la Nación) se logró que la partida presupuestaria de La Calle de los Títeres aumentara.
Pero justo cuando iban a empezar a celebrar… se enteraron que ese aumento “había entrado como FONDOS RESTRINGIDOS” (¿?). Que quiere decir que “NO SE TOCAN”, salvo que el Ministro de Hacienda: Néstor Grindetti (Lic. en Actuario y presidente de la Fundación Creer y Crecer) lo autorice.
Sin salario, ni paritarias, ni regulación laboral alguna, el artista queda reducido a un paria, que depende de su poder de negociación política para poder garantizarse la subsistencia.
La Cooperativa de La Calle de los títeres, tiene un proyecto de Escuela Popular de Titiriteros para profundizar la formación de nuevos y futuros profesionales, un proyecto denominado “Empujón a la lectura” que pretende colaborar en el necesario incentivo para que los chicos vuelvan a los libros… y emprende su proyecto comunicacional con la revista “Pulpo de aire”, que es apenas un primer paso, para ir hacia la obtención de espacios radiales y televisivos que exijan la formación específica en los distintos lenguajes mediáticos. Sin descartar el cine como una posibilidad deseada… Ya lanzó los primeros talleres para iniciales, uno de perfeccionamiento para profesionales y se prepara para celebrar sus 20 años de vida…
Hay mucho para festejar, en estos años se ha logrado construir una herramienta política que reivindica al titiritero como trabajador de la cultura, fomentando la actividad. Un sitio alternativo de autogestión para el enriquecimiento intelectual de los mismos. Un espacio de propiedad colectiva contra el individualismo impuesto… donde los titiriteros se enriquecen, junto a sus espectadores, de igual a igual y mirándose a los ojos. Así deciden poner al servicio del bien social su caos creativo, de pie y libertariamente… con la cabeza erguida caminando hacia el horizonte…
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