Nicolás Menza no se ha dejado arrastrar por la impotencia, la indignación o el rencor y ha puesto su energía en demostrar que el arte es el gran estimulante que empuja al hombre eternamente a vivir.
Este hecho se materializa al llevar su obra a varias instituciones donde, descontamos, habrá un fructífero intercambio, su mirada y la del contemplador.
La luz, protagonista y muy teatral, está focalizada en el primer plano de la escena. Pero la mirada va hacia unos fondos con aberturas tenebrosas, escaleras ascendentes y descendentes en una suerte de zigzag laberíntico.
Estas escenografías actúan como disparadores para que nuestra imaginación complete la historia. Se ha levantado o caído el telón.
Esta ambigüedad narrativa se basa en el interés por una obra en la que palpita la vida, un estado de embriaguez que se transfiere al receptor.
Es Nietzsche quien señaló que la embriaguez se manifiesta en “la delicadeza y esplendor extremos de los colores, la nitidez de la línea, el matiz del sonido...”.
Si se trata de colores, hay profusión de azules que se intensifican, rojos vibrantes e incandescentes que ocupan gran parte del plano, ocres que se amalgaman y la luminosidad del blanco que licúa la carnalidad de la figura.
Es importante detenerse en su dibujo, fundamental en la construcción de su obra. Y principalmente en la figura humana cuando capta el gesto crispado, la tensión del cuerpo, la mirada intensa.
La del modelo y también la del pintor que ahonda en la psicología de los personajes como aquellos que aparecen en la serie “Ella y los dinosaurios”. Al acecho, ubicados en un segundo plano, con aire de burócratas, parecen ignorar la presencia ominosa de la muerte.
En cuanto al sonido en el pensamiento nietzscheano y en la escenografía de los cuadros de Menza, se puede escuchar la respiración angustiada de los personajes femeninos, el murmullo conspirativo de esos personajes bufones, el desplazarse de los objetos que buscan un lugar para ser reconocidos, metafóricamente, el artista y el mundo que lo rodea.
Laura Feinsilber
Catálogo Muestra Antológica, enero de 2003
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