EL CAMINO DE SANTIAGO
“Ni la justicia argentina ni la comunidad política del país ni la colectividad judeo-argentina están con el Gobierno. Pero el Gobierno no está solo. El Gobierno está con Irán. Hay desde ayer una nueva clase de desaparecidos en la Argentina. Son los asesinados en la AMIA y la embajada de Israel.”
Cuatro frases de Kovadloff y cinco mentiras sin pulir. Esto lo dijo frente al Museo de Holocausto y a eso habría que sumarle que lo publicó en su diario La Nación. Cierto que desgarrarse por supuestos nuevos desaparecidos desde este diario que todavía toma a los desaparecidos verdaderos por subversivos muertos en excesos de la represión es más auto-humillación que mentira, el mismo medio que publicó en su tapa (botón de muestra) aquella nota antisemita y persecutoriamente fascista sobre Kicillof. Pero eso a Kovadloff no le pareció mal. Parece que a ningún opositor lo detiene la dignidad cuando encuentra con qué lastimar al gobierno.
EL PSÍQUICO
Nelson Castro –el Lanata que no tutea ni putea- en su programa de TN tomó un diario de Teherán como prueba irrefutable de que el acuerdo es pura ganancia para Irán.
Mostró la página del editorial de un diario iraní como el abogado que muestra el arma homicida en el juicio. Y después pasó imágenes de la Presidenta en la ONU cuando dijo que para concretar un acuerdo con Irán iba consultar con los familiares y todas las fuerzas políticas del país. Eso fue lo que ocurrió la semana pasada en la cancillería cuando Timerman invitó a los familiares y volvió a ocurrir el otro día en el Senado, y seguirá ocurriendo hasta que se apruebe en las dos cámaras. Pero Nelson Castro, otro que le ha ganado la batalla a la vergüenza, sostuvo en su habitual conversación psíquica con la Presidenta que ella mentía porque no consultó con nadie.
El diario de Teherán decía que el memorandum es totalmente favorable a Irán. ¿Alguien necesita más pruebas que un diario iraní diciendo que el acuerdo es bueno para Irán? Es prueba suficiente según Nelson Castro. Con lo crítico que debe ser el periodismo iraní con su gobierno, un editorial que lo elogie es la prueba.
Y me quedo soñando con que esta noche habrá un Nelson Castro iraní, en la televisión iraní, blandiendo un ejemplar de La Nación que le confirme lo positivo que es este acuerdo para su país.
LA MAYORIA AUTOMÁTICA
Y entonces uno mira, ve, escucha o lee a Majul, Sirvén, Eliaschev, Tenembaum, Longobardi, Morales Solá, y a todo el staff de chetos de La Nación más sus editoriales, y a Van der Kooy, Kirschbaum, Viau, y el columnatado completo de Clarín, a Jorge D´Elía el gerente que baja letras a los periodistas que hacen TN periodismo independiente leyendo una y otra vez lo mismo… y ve que la opinión es una sola, una y monolítica. Que el acuerdo es malo, es pésimo, es peligroso, es humillante, es degradar la justicia, es anular la verdad, es entregar la soberanía, es perder dignidad… parece que nada peor podía haber hecho el gobierno que este acuerdo con Irán.
He aquí la enorme transparencia de este periodismo ridículo que todavía quiere salvar los trapos de su independencia y profesionalismo: su reacción es la de alinearse en pocos segundos como un ejército de autómatas, hasta cuando lo complejo del tema –este lo es con creces- prácticamente debería obligarlos a la dispersión de análisis.
Deberíamos estar escuchando y leyendo decenas de opiniones diferentes sobre esta cuestión más que compleja que es la Causa AMIA. Pero no, cumpliendo con ley del embudo opositor todo discurso se reduce a ese anhelo capusottiano: ¡Renuncie montonero Timerman!
MAGNETTO PRESIDENTE
En 678 sobre este cuestión aparecieron dos ideas contrapuestas que no se llegaron a debatir pero que me traje para casa. Palma que habló de la audacia de este gobierno que se arriesga a hacer este tipo de cosas que después no se sabe a dónde van a parar, y Dorio que respondió que eso no es audacia sino convicciones y dignidad: el gobierno hace lo que cree que está bien hacer.
Yo sé que Dorio tiene razón, pero me da vueltas la idea de Palma. En realidad es la bronca la que me hace pensar que a veces el gobierno debería hacer menos, hacerse el distraído, hacer tiempo y patear la pelota afuera. No es un postura ideológica ni estratégica la mía. Es nada más la bronca que da que cada vez que toma decisiones que ningún gobierno tomó ni habría tomado lo que ocurre son estas cosas: miserias abismales, hipocresías perversas.
Hasta es inevitable pensar a veces que Cristina debería renunciar. Sí, como el Papa, que renuncie y se vaya a vivir tranquila, a descansar, y que venga a gobernar Clarín con sus socios y listo. Y que se la lleven toda, que revienten todo, que traigan de nuevo a las AFJP, que saquen la AUH, que la Corte queme la Ley de Medios en un tacho, que le den la guita del Banco Central a los fondos buitres, que se la fumen toda, que abran las importaciones y exterminen los brotes de la industria nacional, que bajen el presupuesto de educación que es altísimo, que le devuelvan el fútbol a TyC, y que a Canal 7 vuelva la kermesse con todos los culos al aire.
ESTÁN PELEADOS
Releo un poco lo que ya escribí y un poco me arrepiento. Es que tengo bronca. Y no hay que pensar ni escribir ni hacer nada con bronca. Pero son los cinismos. Los cinismos del periodismo que vemos todos los días con hartazgo: fascistas que piden diálogo, liberales que piden que el estado intervenga, golpistas que piden república, terroristas de la palabra que piden paz social, pro-genocidas que piden amor, racistas que piden más inclusión, inútiles que piden eficacia, corruptos que piden transparencia, materialistas ambiciosos que piden austeridad, mentirosos a sueldo que piden sinceridad, patoteros de lujo que piden tolerancia mientras muestran un dedito gordo, darwinianos que piden por los pobres, y mucho más. Hasta Majul es capaz de pedir perspicacia.
A ninguno de ellos les importa demasiado lo que dicen, ni lo que piden, ni lo que critican. Supongo que será así porque es la única manera de que puedan decirlo sin que les duela el estómago.
Porque el Caso AMIA, el atentado terrorista más grave que sufrió este país también puede ser tomado como otro motivo más para sus chicanas ordinarias.
Lo que me sigue sorprendiendo es que no se les mueva un pelo.
Capaz el pelo no se les mueve -la idea es antiquísima y escapará a los más jóvenes- porque están pelados por alcahuetes.
---------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario